Por Pedro García
Le sigue lloviendo al presidente Andrés Manuel López Obrador, y la oposición se sigue perdiendo la oportunidad de librarse de él -lo cual acaricia-, al no legislar la Revocación de Mandato para el 2021…-
AMLO va a llegar desgastado al 2021 y quién sabe cómo le vaya en la consulta para que siga o abandone Palacio Nacional.
Hasta el desplante de Donald Trump, el presidente mexicano iba tramitando los problemas reales y los de imagen y aceptación, también las evaluaciones adversas de las calificadoras sobre el régimen obradorista: petróleo y deuda soberana, así como el nivel del crecimiento económico.
El Acuerdo migratorio de México con el gobierno de Trump ha sido criticado por la oposición y por morenistas, nada más y nada menos, por Porfirio Muñoz Ledo, quien desde la Cámara de Diputados le ha puesto el cascabel al gato al advertir que la intervención del canciller en la solución al problema de los migrantes es una invasión de competencias porque ese es un asunto que corresponde a la Secretaría de Gobernación.
Muñoz Ledo también cuestionó que se utilice a la recientemente creada Guardia Nacional para contener a migrantes, función indebida, señala, porque ese cuerpo se formó para contrarrestar a la delincuencia. Más claro ni el agua.
Los señalamientos de Muñoz Ledo tienen una dimensión de autocrítica formidable por tratarse de un correligionario, de un diputado –como suele decirse- prominente de Morena. Sus críticas son superlativas, en comparación con las vertidas por cualquier otro diputado, senador o dirigente partidista de oposición.
Son críticas directas al corazón del régimen de López Obrador y, desde ya, quedan para la historia política de México donde rara vez (rara avis) un parlamentario osa elevar duras críticas contra “su jefe político”, como lo ha hecho el veterano político que, en su carrera, ha probado casi todas las mieles y hieles de su actividad pública.