Diciembre de 2013 fue la fecha límite para operar las elecciones en Nuevo León, con los escenarios que se contemplaban en ese momento y debió operarse la salida de Rodrigo Medina de la Cruz y el acatamiento político de Jaime Rodríguez Calderón.
En este espacio dimos la sugerencia primera, la de llevarse a un puesto federal al gobernador, enviar a Nuevo León a una de las principales pre candidatas para allanar el camino al o la candidata que se escogería en diciembre de 2014 o enero de 2015.
Un año bastaría para borrar serios errores de omisión y yerros financieros cometidos en el medinato, además de operar acercamientos con todos los grupos priistas disgregados por la soberbia del joven mandatario nuevoleonés.
El parto de los montes hubiera sido natural y desde entonces el escándalo Medina de la Cruz estaría sofocado en el enorme aparato burocrático federal.
A la vez, tejiendo fino, a Rodríguez Calderón lo hubieran llevado a una sub secretaría agraria o de desarrollo social y le hubieran dado el juego que quería de estar entre los pre candidatos priistas a la gubernatura de Nuevo León.
Pero estaba en juego sacar las llamadas Reformas Estructurales con las que el PRI, hecho gobierno, quedaría como el gran operador del cambio de rumbo y, por ende, como el partido que ganaría sin contra tiempos la mayoría de curules en el Congreso de la Unión que se jugarían en 18 meses.
Por esas fechas, a la vez, el mismo Medina presumía los avances de Fuerza Civil y se promovía a un puesto federal, pero la cúpula gubernamental estaba metida en negociaciones para sacar adelante las reformas y no lo tomaron en cuenta.
Después, ya ve usted, los escenarios cambiaron para todos los contendientes y la fecha ideal para el enroque de alto nivel pasó.
Jaime, conocedor de los tiempos, renunció el 28 de septiembre de 2014 para iniciar el camino que lo ha llevado al lugar que ocupa hoy en día.
Hoy, Medina se esconde ante el escándalo de la compra de terrenos ejidales de su padre y sus hermanos; de las inversiones inmobiliarias en San Antonio y de la compra de una mansión que supera con creces lo que ganó como gobernador en seis años.
Mientras Jaime, montado en su macho, puede calificar de “mariguano” a Mauricio Fernández Garza y sospecha de que el ex Presidente Felipe Calderón “andaba pedo” cuando lo criticó.
Y de amenazar con meter al propio Medina de la Cruz a la cárcel ante evidentes actos de corrupción.
A 25 días de las elecciones, las decisiones arriba descritas hubieran quitado presión al factor Nuevo León y los escenarios hubieran sido diferentes.
Así, apechugados en su incapacidad de previsión, los altos funcionarios peñistas en el gobierno y en el PRI se refugian en que el hubiera no existe.
Pero como les hubiera ayudado. •
(Columna Mister Holding)