Osiel C. B.
El Estado de Nuevo León y los municipios de Monterrey y San Nicolás de los Garza, son de los más endeudados en el país y poco o nada han aprendido los alcaldes de políticos del pasado que se esmeraron en dejar dinero para gasto corriente y cero deuda pública.
El municipio de Monterrey venía arrastrando una deuda pública a la llegada de Luis Marcelino Farías Martínez, que gobernó la ciudad del 1 de enero de 1986 a a diciembre de 1988 y cuando se fue pagó la deuda heredada.
En sus memorias, “Así lo recuerdo. Testimonio político”, Farías relata cómo llegó a gobernar la ciudad de Monterrey, puesto chico para quien gobernó la entidad, fue senador, tres veces diputado federal —dos veces líder la Cámara de Diputados— y dueño de un historial político impresionante.
Farías, como antes Alfonso Martínez Domínguez, utilizaban intenso cabildeo de recursos en las Secretarías de Estado, con proyectos y programas específicos.
Llevaba el político nuevoleonés el problema al secretario en turno y, a la vez, la solución. Señalaba partidas presupuestas activas que no estaban contempladas para Monterrey, pero si para obras específicas y se lograban recursos multimillonarios para evitar el endeudamiento atroz.
Así, a pesos de 1985, —época de grave crisis e inflaciones galopantes— liquidó deudas por mil 500 millones de pesos. Al terminar su periodo, Farías dejó en caja mil 600 millones de pesos para gasto corriente y promesas signadas con la Federación por 3 mil millones de pesos más.
Así, Sócrates Rizzo García llegó a una alcaldía libre de deudas y con suficiente dinero para arrancar con obra pública, como así sucedió.
Hoy, no sólo falta el cabildeo profesional de recursos para paliar la deuda, sino que ésta se ha reestructurado a pagar en 30 años y los montos dejan poco margen de maniobra para la futura administración de Monterrey.
Lo más fácil es pedir prestado, pero se deja a un lado la tarea de administración pública en la búsqueda de recursos en las múltiples partidas presupuestales; cabildear los dineros en las dependencias indicadas y acoplarse a lo que hay para iniciar nuevos proyectos de interés colectivo.
Ahí radica el talento del político, en desuso hoy en día.
Se ha caído en la facilidad del moche, un buen porcentaje al legislador federal avorazado que consigue recursos extras si se le da una gran tajada del dinero público como se ha documentado.
Por otra parte, la mejor lección que recibió Farías al gobernar Monterrey fue la humildad.
La alcaldía es demandante de presencia física y de resoluciones en el acto para mantener vigente y en marcha a Monterrey, hoy hundida en la oscuridad en las noches y tapizado de baches, entre algunos de sus muchos males. •
(Con información de Mister Holding https://www.facebook.com/photo.php?fbid=804769606279107&set=a.109855009103907.19291.100002382254899&type=1&theater )