Por Paublo M.
Los empresarios que invierten tiempo y dinero en los organismos intermedios del sector privado deben replantear el rumbo de las instituciones; hoy actúan sosteniendo en una mano el garrote y en la otra un sobador. Esta condición relativa genera debilitamiento, pérdida de confianza y credibilidad. Los organismos del sector privado tienen que retomar su vocación de contra peso, tan indispensable para la salud gubernamental. El contra peso es una crítica nutriente que edifica, mejora, construye y transforma. En nuestra sociedad con una democracia de principiantes, es indispensable una conciencia crítica, lógica y objetiva. La crítica dura, consistente, bien intencionada, duele pero hay que aceptarla. El contrapeso es un valor infalible que tiene su manifestación es una forma de vida.