Por Paulo P. Cuellar M.
Entonces, la página web que presentaron, diseñada para exhibir la corrupción, tendría sentido. Varias líneas de análisis. Primero, ¿qué ciudadano sobrio, nativo de esta sociedad conservadora, se atrevería a reconocer públicamente que dio “moche” a un servidor público?. Y peor aún, decir la cantidad. Sería como escupir para arriba. Al menos que el servidor público le haya puesto la pistola en el cráneo al ciudadano. Mentiras, verdades a medias, datos falsos, conveniencias, es lo que almacenará este portal. Segunda reflexión, la corrupción es de dos. Tan culpable es el gobernante, como el ciudadano. Eso de exhibir únicamente la corrupción de autoridades, me huele a consigna y a resentimientos en contra de los gobernantes. Tercera reflexión, Si la campaña “Yo Di Un Moche” está pensada en sentido figurado para revelar las tradicionales comisiones que exigen autoridades a cambio de un contrato de servicios o favores especiales, saltan a la luz varias aristas. La psicología validaría que el mensaje transmitirá inconscientemente anuencia y reconocimiento del moche. Otra arista, el origen de la corrupción es el sistema, el armazón público. Por consiguiente, la corrupción no la vamos a frenar, preparando una cena de negros, sino graduándonos como auténticos ciudadanos, conscientes de sus derechos y obligaciones, regidos por una ética y una moral. De los corruptos, solo hay que acordarnos que “la mierda flota tarde que temprano”.