Por pmnoticias.tv
Marina Garza, profesora del Departamento de Diseño Gráfico de la UDEM; y Marina Garone, investigadora del Instituto de Investigaciones Bibliográficas de la UNAM; participaron la tarde del martes en una mesa de reflexión sobre Arte, dentro del ciclo Colaboración Universitaria para Construir Comunidad.
Este diálogo virtual fue parte de la Cátedra Extraordinaria Francisco Toledo de Arte y Comunidad de la UNAM, que se realiza del 6 al 9 de octubre, con la intervención de profesoras y profesores de ambas instituciones de educación superior.
Marina Garza, de la UDEM, afirmó que la situación global generada por la contingencia sanitaria por COVID-19 ubica a la educación superior en la necesidad de actuar y no puede eludir esta condición.
“Necesitamos hacer algo por la educación desde la Universidad, mover y ampliar nuestros lazos con la gente más vulnerable, aprovechar todos los recursos que tenemos, como los bibliográficos, la organización de talleres, pero utilizados con una visión diferente: para ayudar y para mejorar el planeta”, manifestó.
La ponente subrayó la necesidad de cambiar la forma en que se concibe la educación y el diseño, con una Universidad que debe tener opciones diversas para poder preparar a los jóvenes sobre “lo que se está viviendo afuera”.
“Antes nos preocupábamos por diseñar un objeto per se; ahora, el diseño es un objeto de cambio y de mejora; si no es así, no aporta nada”, apuntó.
Agregó que el ser docentes lleva a realizar un acompañamiento mejor y más rápido, además de que las colaboraciones son más abiertas y, sin habérselo propuesto, es posible estar más en contacto con ellas y ellos.
Garza destacó que, aunque para el estudiantado la situación no es muy tolerable, esta experiencia los preparará para un mundo mucho más fuerte y capaz.
“Al estar en confinamiento, ellos están pasando por situaciones de convivir en familia, valorar lo que se tiene, la gestión de desperdicios, la gente que no tiene y que ha perdido el trabajo: todos esos aspectos se viven más de cerca y han salido a flote en muchas ocasiones”, expuso.
Por su parte, Marina Garone, de la UNAM, señaló que, como academia, correspondió al equipo docente estar más en contacto con situaciones del orden social, como sucedió hace unos años con un terremoto en el centro del país.
“Esas son literalmente sacudidas que nos hacen revisar muchas formas en que se da la red o el tejido docente (…) a veces está un poco distanciado lo que pasa en la academia de lo que pasa en el ejercicio cotidiano que hacemos y es un poco intangible”, afirmó.
La doctora en Historia del Arte por la UNAM estableció que, con la emergencia sanitaria, el o la docente debe estar más accesible, aunque es evidente que es mucho más limitado el contacto.
“Esto que estamos haciendo es un ejercicio pragmático de un vector que ya no podemos abandonar; no estoy diciendo que no existiera antes, pero cada vez nos vamos a ver más obligados a trabajar de manera colaborativa”, sostuvo.
Entre los aspectos que se requiere repensar a partir de la pandemia, Garone destacó el currículum, los acentos en el proceso de enseñanza, los programas de servicio social y la forma de hacer investigación.
“Lo que cambió es la manera en cómo podemos hacer esas investigaciones, cuáles son los grados de factibilidad, el acceso a bibliografía y a recursos materiales: la manera se reveló justamente en la misma coyuntura”, apuntó.