Por: Fanny Mtz
El 8 de septiembre de 1969, la Universidad de Monterrey nació con la vocación de ser una institución educativa al servicio de los demás. Y hoy, a 53 años de su fundación, refrendó este compromiso de inspirar la mejor versión de las comunidades.
Así lo señaló Isabella Navarro Grueter, vicerrectora de Formación Integral, durante la ceremonia de acción de gracias realizada esta mañana en La Ermita de la Virgen de Guadalupe, espacio de reflexión y recogimiento ubicado en El Solar. Al festejo asistieron decenas de estudiantes, docentes, directivos y colaboradores.
“Quienes formamos la comunidad UDEM tenemos en nuestras manos la tarea de mantener a nuestra institución siempre fresca, siempre en una continua renovación”, dijo. “Tenemos la responsabilidad de ser puentes que conecten, que unan distancias que nos separan unos de otros. Y también tenemos la invitación para llevar a nuestras comunidades espacios como este, espacios de remanso, de consuelo y de paz como testimonio de los valores en los que creemos”.
Agregó que la fecha brinda una oportunidad para meditar sobre las enseñanzas que han dejado estas poco más de cinco décadas de historia, especialmente los últimos dos años dominados por la pandemia de COVID-19. Entre las lecciones destacan el encontrar soluciones creativas e innovadoras ante las disrupciones y la adaptación ágil a los cambios. Sin dejar de lado los principios de humanismo, apertura y servicio, dichos aprendizajes han permitido la constante escucha de las necesidades de los otros que facilitan el ofrecer respuestas acordes.
Alejandro Beltrán Garza, capellán de la UDEM, lideró a la comunidad en un momento de oración en la que miembros de la Universidad, desde estudiantes hasta colaboradores, tomaron turnos para agradecer todo lo vivido en estos 53 años. Las expresiones de gratitud incluyeron la lluvia de hace unos días, el regreso seguro al campus y la presencia de cada alumno, profesor, vicerrector, directivo, colaborador administrativo y persona de limpieza que da vida a la casa de estudios.
“Esto es un momento de, primero, recordar lo que Dios ha hecho, lo que hemos vivido”, apuntó el presbítero Beltrán Garza. “Segundo: es un momento de celebrar lo que hemos podido hacer, lo que Dios nos ha otorgado para así poder agradecer”.
El festejo concluyó con la tradicional entrega de quequitos, además de la entonación de las Mañanitas. Las y los estudiantes aprovecharon para cantar al son del mariachi y participar en más dinámicas de integración y celebración por el cumpleaños de su alma mater.