Propone que docentes continúen innovando en pospandemia 

Por pmnoticias.tv

Los retos más relevantes para profesores y profesoras en el nivel de educación superior en tiempos de la pospandemia son retomar las lecciones de prácticas educativas aplicadas durante la contingencia sanitaria, mayor capacitación en el uso de la tecnología y recuperar entre el alumnado algunos hábitos de honestidad académica.

Estos son algunos de los señalamientos de Carolina Tapia Cortés, profesora de la Escuela de Educación y Humanidades de la Universidad de Monterrey, quien encabeza una investigación en curso sobre cómo las y los maestros perciben los retos en la etapa de pospandemia, titulada ¿Regresar, detenerse o avanzar? Hacia dónde van los profesores en la etapa pospandemia, que inició en marzo y se contempla concluir a fin de este año.

Este estudio surgió a raíz de otro que se realizó a mitad de la pandemia sobre los planes de continuidad académica en un comparativo entre España y México ‒concluido a principios de este año‒, y que abordó los temas de enseñanza remota, práctica docente, evaluación y el regreso a la normalidad.

Después, surgió un grupo de investigación interesado en analizar qué pasa en la pospandemia, porque justo la UNESCO comenzó a emitir muchos informes y recomendaciones para las instituciones y para la educación sobre qué había que hacer.

“En la educación, se habían duplicado o triplicado los retos y necesitábamos investigación básica para ir disminuyendo brechas; la UNESCO confirmó que algunas brechas incluso se duplicaron, como en el tema de la brecha digital, que se hizo mayor”, apuntó.

La idea fue identificar las lecciones aprendidas que reconocen los profesores a partir de tres momentos: antes, durante y pospandemia.

La investigación es de tipo cualitativo e inductivo, a partir de entrevistas a profundidad a profesores de diferentes áreas de conocimiento de universidades de América Latina, en tanto que los temas de análisis son la formación pedagógica en el uso de las Tecnologías de la Información y la Educación (TIC), el diseño instruccional (contenidos, recursos educativos, proceso de evaluación y diseño de actividades) y las prácticas de honestidad académica.

Actualmente, en el regreso a la presencialidad, de acuerdo con Tapia Cortés, el reto es no regresar a las prácticas de la normalidad anterior y atender las problemáticas surgidas durante la pandemia: “no olvidar que ya hicimos un ejercicio profundo de cambio y que lo que sigue es seguir mejorando y haciendo innovación”.

La catedrática mencionó que algunos estudios difundidos por la UNESCO señalan que parte de estas problemáticas generadas por las restricciones por el COVID-19 son la desigualdad, que duplicaron o triplicaron brechas ya existentes, y el estado emocional de las y los estudiantes.

Tapia Cortés se refirió a la inequidad en el acceso a la infraestructura tecnológica, ya que muchos estudios demuestran esta problemática para tener acceso a un dispositivo no solo por parte de estudiantes, sino de docentes, así como de muchas instituciones, por lo que se declaró como algo inmediato a resolver, según la UNESCO.

En el aspecto socioemocional de estudiantes, se detectaron especialmente tres fenómenos relacionados con el consumo de redes sociales: la pérdida de  sueño y desatención en las actividades educativas, al dedicar un mayor tiempo a redes sociales que a la familia; un trastorno de conducta alimentaria ‒que se identificó más en mujeres‒; y el phishing o delitos electrónicos.

Adicionalmente, mencionó que hay estudios que demuestran que las prácticas de deshonestidad se elevaron durante la pandemia.

En opinión de la especialista en Educación, una de los efectos positivos de la pandemia es que se forzó al uso de las tecnologías en educación, con muy buenos ejercicios y buenos resultados.

“La tecnología llegó para quedarse; desde mi punto de vista, la forma en que llegó es la única forma que teníamos para que los profesores voltearan a ver las tecnologías; de otra forma hubiéramos seguido en la zona de confort de creer que se puede hacer, pero no usarlas”, expuso.

Para Tapia Cortés, la pandemia expuso la mejor versión no solo de profesionales de la salud, como se ha reconocido en múltiples ocasiones, sino de profesores y profesoras de todos los niveles, porque realizaron un ejercicio extraordinario para continuar realizando su trabajo docente.

“Hicieron todo lo posible para que el estudiante aprendiera: desde temas de infraestructura, de conseguir un equipo o de rentarlo, de buscar todos los días cómo van a impartir su clase y con qué recursos”, manifestó.

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