Aconseja lavarse las manos… ¡y quitarse la corbata!

Por pmnoticias.tv

Con el regreso a las actividades presenciales después del proceso de vacunación contra el virus SARS-CoV-2 a una parte de la población, se han enfatizado las medidas de higiene como lavarse las manos y la sana distancia, pero aún no se ha dado la suficiente importancia a los accesorios personales que pueden convertirse en fómites u objetos inanimados portadores de agentes infecciosos.

En carteles y avisos de campañas sanitarias en la pandemia de 1918, se hizo hincapié en la eliminación del uso de corbatas, pero los artículos personales que podrían ser factor de riesgo de contagio pueden extenderse a aretes, anillos, pañoletas y relojes de pulsera, de acuerdo con Luis Antonio Sánchez López, profesor del Departamento de Ciencias Clínicas de la Universidad de Monterrey.  

Las instancias sanitarias autorizarán gradualmente el regreso a la actividad presencial en comercios que estaban considerados no esenciales –con diferentes porcentajes del aforo de cada espacio–, trabajos en los que se practicó el home office y las escuelas y universidades.

En opinión del infectólogo, para regresar a trabajar o a clases, la población deberá tener en cuenta la eliminación de algunos accesorios personales tanto como las otras medidas de higiene y seguridad sanitaria que se han difundido.

“Con el regreso a la actividad presencial, se insistirá en los trabajos que no se utilicen objetos que pueden funcionar como fómites, por ejemplo, corbatas, anillos, cadenas, aretes; es una recomendación fuerte de la Secretaría de Salud de Nuevo León que, de preferencia, no se utilicen”, subrayó.

En este sentido, parte de las recomendaciones serán no compartir plumas –usar de plástico y sanitizarlas cuando se requieran– o cualquier otro material de oficina, considerar eliminar uso de gafetes, no vestirse con uniformes con bordes y que la ropa sea lo más lisa posible.

“Incluso, a los estudiantes se les solicitará que acudan con el material indispensable para sus actividades”, indicó.

Aunque no existen estudios específicos que avalen la transmisión del virus por el cabello o el vello, otros estudios pueden apoyar la idea de considerarlos como un fómite, como lo especificó Sánchez López, por esa razón, lo más recomendable es no acudir con barba ni con bigote al regreso a los trabajos, para minimizar el riesgo.

El profesor de la UDEM señaló que, incluso, el cubrebocas de tela puede funcionar como fómite si no se sabe utilizar: una vez que se coloque sobre nariz y boca, ya no se debe mover; no se debe tocar por delante y, para retirarlo o acomodarlo, se debe tomar por las bandas de ajuste; no se deben colocar sobre superficies y todos los días debe lavarse.

“Si estoy en una oficina y dejo mi cubrebocas de tela sobre el escritorio, puede funcionar como fómite, si alguien toca la superficie”, advirtió.

El cubrebocas de tela puede guardarse en una bolsa de plástico y, posteriormente, lavarse las manos o usar gel, según aconsejó Sánchez López.

Mientras se lave a diario, el cubrebocas de tela puede ser utilizado entre tres y cuatro semanas, estableció, pero en cuanto empiecen a aparecer rasgos de fatiga, por ejemplo, que los elásticos pierdan su fuerza, que empiece a tener más porosidad o ya no se acople bien a la cara, es momento de cambiarlo de forma inmediata.

“El cubrebocas de tela debe tener al menos tres capas de recubrimiento; lo ideal serían cinco, aunque escasean de este tipo”, mencionó.

Sánchez López dijo que las mismas recomendaciones se pueden utilizar para los cubrebocas desechables, con la diferencia de que deben tirarse a la basura el mismo día que se utilicen; los adecuados son los KN95, pero también se aconseja los de tipo quirúrgico para movilizarse en el transporte urbano o eventos concurridos.

“Hay que tener mucho sentido común: hemos tenido información y, a veces, no la queremos aplicar; entre menos accesorios, mayor seguridad tenemos nosotros y también nuestra familia, cuando regresemos del trabajo”, expuso.

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