Por: Fanny Martínez
La costa de la Villa Rica, en Veracruz, es uno de los primeros lugares en el mundo donde se dio la arqueología subacuática en 1891, y yendo tras los pasos del estudioso mexicano Francisco Del Paso y Troncoso, en 2018, se descubrió un ancla de una embarcación de la época de Hernán Cortés.
Esta reciente búsqueda, realizada por medio de magnetómetros –metodología basada en el uso de la geofísica–, fue encabezada por el área de Arqueología Subacuática del INAH, cuyo subdirector, Roberto Junco Sánchez, ofreció la conferencia En busca de los barcos de Hernán Cortés.
La plática se ofreció dentro del ciclo de conferencias La Conquista 500 años, organizado por la Universidad de Monterrey y el Museo de Historia Mexicana, la noche del miércoles, a las 19:30 horas, en el auditorio del museo.
Junco Sánchez explicó que la metodología integra una extensa área en forma de rectángulo a lo largo de la costa, del cual se obtuvo un mapa que señala las anomalías magnéticas del fondo acuático, en los que es posible hallar otros vestigios.
“El proyecto ya se había emprendido antes, no somos los primeros en buscar los barcos de Hernán Cortés: en 1891, utilizando tecnologías de buceo de escafandras, el visionario Francisco del Paso y Troncoso, un gran estudioso de la Conquista y del mundo prehispánico, decide emprender la búsqueda de los barcos de Cortés; de eso, solo queda un pequeño testimonio escrito y dos fotografías”, mencionó.
El ponente señaló que, a partir de estos estudios, en 2018, cuyo nombre oficial fue Arqueología subacuática en la Villa Rica. Tras los pasos de Del Paso y Troncoso y los barcos hundidos de Cortés, se encontró una primera ancla bajo el sedimento, a 15 metros bajo el agua, que se recuperó para documentarla.
“Nos dimos cuenta de que esta ancla tenía una caña muy larga y tenía brazos muy pequeños y, para nuestra buena fortuna, conservaba una parte de su cepo de madera, que es una parte que le da estabilidad al ancla para que pueda quedar aferrada al fondo marino; casi ninguna ancla de esa época conserva su cepo”, destacó.
Junco Sánchez señaló que el hallazgo permitió practicarle a la madera un análisis de datación y de procedencia, además de ofrecerles “la buena esperanza” de que las partes de madera de los cascos, las partes bajas, van a estar preservadas, lo que da una certeza de que esos vestigios estarán ahí.
“Los análisis que se hicieron en los laboratorios dieron como resultado un roble rojo de la cornisa cantábrica; en el siglo XVI, XVII y XVIII, las grandes industrias metalúrgicas de la península ibérica se encontraban en el país vasco, y este tipo de roble sería el que hubieran utilizado para hacer barcos”, explicó.
El arqueólogo aclaró que Hernán Cortés, como personaje histórico, no es propiamente el interés del proyecto arqueológico, aunque talvez este tipo de hallazgos puedan revalorizarlo y hacer que se le vea con nuevos ojos.
Agregó que existe una polémica sobre si el navegante español quemó las naves para no regresar a España, pero que, en realidad, “los dio al través”, como se escribe en los textos antiguos, o los hundió.
“Estos barcos que Cortés tuvo que hundir, en un golpe magistral, démosle crédito a este hombre por esta brillantez como líder, cuando sintió que sus tropas querían regresar a Cuba, que tenía miedo de que se rebelaran al gobernador, cuando, coloquialmente, queman las naves”, expresó.