Retos y oportunidades para México; el TLC no es para siempre

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Por Axel Óliver M

 

Es iluso pensar que Estados Unidos, o Canadá misma, van a mantener un acuerdo de manera perpetua si ellos estiman que deja de convenirles, la realidad es que a dos décadas de distancia el TLCAN ha traído beneficios a las tres naciones, pero diversas voces ya habían manifestado que era momento de volver a revisarlo, opinó el diputado federal Waldo Fernández.

Una especie de pánico colectivo han ocasionado las declaraciones del republicano Donald Trump respecto a su intención de que Estados Unidos renegocie el Tratado de Libre Comercio de América del Norte o que incluso abandone dicho acuerdo comercial, agregó el legislador ciudadano por el PRD.

“Por principio de cuentas hay que reconocer que Estados Unidos tiene todo el derecho a salir de dicho acuerdo comercial, pues como en cualquier contrato, si uno de los involucrados ya no está satisfecho puede solicitar su retiro del mismo.  Lo anterior traería consigo consecuencias comerciales que pueden llegar a ser catastróficas para la economía de Estados Unidos y de la región, además del shock ideológico que ocasionaría que el país emblema del libre mercado adoptara una política proteccionista”.

A México, este escenario nos presenta retos y oportunidades que deben enseñarnos que la solución a nuestros problemas está en nosotros mismos y que más que preocuparnos por factores externos, que definitivamente son importantes y decisivos,  tenemos que empezar a ocuparnos por llevar a cabo los cambios necesarios para afrontar el entorno que se avecina.

Lo primero que tenemos que llevar a cabo son los ajustes necesarios para fortalecer nuestro mercado interno. Un lugar común al cual se recurre constantemente, pero al que en términos prácticos, de voluntad política, nadie termina por entrarle, puntualiza Fernández.

Este reto implica que tanto gobierno federal,  estados y municipios sintonicen en la misma lógica de fomentar la creación de nuevas empresas, no sólo mediante incentivos económicos o acceso a capital sino reorientando el enfoque de su política y poniendo por delante, con un sentido sustentable, el desarrollo de las grandes empresas, pero sobre todo del pequeño y mediano empresario.

A su vez tenemos que establecer un acuerdo de comercio justo entre grandes y pequeños, pues para nadie es un secreto el regateo al que son sujetas las PYMES por medio de las grandes empresas y peor aún, los tiempos, a veces eternos, que tardan en pagarles.

Todo esto tiene que ir acompañado de una revalorización de los salarios, no se trata sólo de abrir otro debate respecto al aumento del salario mínimo sino de aceptar que si no pagamos un salario justo al trabajador difícilmente aumentaremos su poder adquisitivo y el ciclo de fortalecer nuestro mercado interno nunca se va completar.

Paradójicamente la oportunidad se presenta para nuestra clase política. Si tienen la suficiente estatura y capacidad de autocrítica se darán cuenta que el país ya no aguanta la situación actual. Ello implica en lo fundamental acabar con ese modelo económico de capitalismo de cuates y entrarle, de una vez por todas, a una lucha real en contra de la corrupción y a favor de la legalidad, finalizó.

 

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