Muerte y resurrección en el Topo Chico

 

Por Eloy Garza

Desde que en México manda el crimen organizado, en los penales no existen los motines sino los ajustes de cuentas. Cada penal es una microciudad que reproduce el juego de fuerzas y la rebatinga de plazas que ocurre afuera.

Miente quien diga que el penal de Topo Chico está controlado por Fuerza Civil. Desde que gobernaba Rodrigo Medina es una zona franca donde el cartel con más poder afuera, somete adentro a los reos que no son de su establo. O que los chaquetearon. O que escogieron en mala hora la neutralidad.

Entre los 52 muertos que arroja este ajuste de cuentas, o los 49 que ahora Miguel Treviño, Jefe de la Oficina del Gobernador dice que son, o los que se sumen o se resten en las próximas horas (según los volubles cálculos burocráticos al uso) late una imprecisión matemática que destapa el valemadrismo oficial de vidas humanas.

Alguien tendrá que recordarle a Miguel Treviño que luego de una tragedia donde abundan los muertos, la cifra suele aumentar paulatinamente (algunos heridos de gravedad se mueren). Sólo en México y por ende en Nuevo León pasa que de 52 muertos contados al principio, se reduzcan luego a 49. Mi hermano Oscar Garza se imagina que de momento son ya tres los muertos resucitados. Veremos en las próximas horas cuantos Lázaros más se levantan de la plancha.

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