Por Pedro García/Corresponsal
Huérfanos del paraíso inspirador de una playa, los regiomontanos somos harto bullangueros…
Y somos capaces de armar jolgorios sorprendentes con fusiones abigarradas, todo en una explosión de sensaciones y estados de ánimo incomparables; en manifestaciones concretas a través del baile, de la adoración a Terpsícore.
Pero, oye, que mientras te recetas “La vida es un carnaval”, el éxito mundial de Celia Cruz, con la formidable Banda Municipal, te caigan de bulto los pupilos de Pancracio: Mongol Chino, Mágico, Tony Boy y compañía es simplemente la estupefacción total.
Con sus moles “aceradas”, un puñado de luchadores, ídolos genuinos del pueblo, envueltos en esa suerte de incógnita inexpugnable que es la máscara, y sus corpulencias rozando los cien kilos, se apoderaron del cuadrilátero, que tal es la superficie de los bajos del Palacio, bailando sin par. Si no, ahí quedó para el recuerdo la magia de El Mágico cumbiando con dos damas a la vez…
/La pista estaba de bote en bote/ /La gente loca de la emoción/
/En el escenario, ídolos de la afición/
/Baila con el Mágico, baila con Mongol/ /baila con el Tony Boooy/ /Sácala a bailaaaar/ /El mambo, la guaracha, la cumbia y hasta el rock/..
La Banda musical había tornado en seres deslumbrantes con sus capuchas: la efímera “Banda Pancracio”, tocando de todo bajo la batuta de Jorge “Demon” Barbosa. La pista ardía:
/Aaay/ /no ha que lloraaar/ /que la vida es un carnaval/,
/es más bello vivir cantando/.
/Oh, oh, oh, ay/ /no hay que llorar/,
que la vida es un carnaval
y las penas se van cantandooo.
Un preludio indiscutible de las fiestas de carnaval que se aproximan, apenas entrando febrero.
Y es que los regiomontanos siguen teniendo los arrestos suficientes para hacer la vida. La vida grata mediante el fortalecimiento de la amistad. Afianzar la reciedumbre aderezada con la capacidad de asombro resplandeciente que no es otra cosa que la desbordante alegría de seguir existiendo como habitantes de una urbe con sus nuevos problemas y desafiantes retos.
La municipalidad pone su parte, manteniendo las matinés musicales con una Banda formidable que refresca la gran época cuando dominaban en Monterrey las grandes orquestas, ni más ni menos aquellas estupendas agrupaciones y dinastías musicales como la familia de los Barbosa, Gustavo Rubio Caballero, Isaac Flores, Embajadores, Casino y muchas más.
De hecho, la presencia de los gladiadores fue una sorpresa preparada por la Dirección de Cultura municipal para los fieles asistentes al baile de los domingos y con la cual la administración 2015-2018 busca impulsar las tradiciones entre los regiomontanos. Esta ocasión se contó con la colaboración del promotor Guillermo “Memo” Gómez, un apasionado de la Lucha Libre.
El proyecto pretende enriquecer este evento que encabeza la Banda de Música de la Ciudad de Monterrey con bailes temáticos que se realizarán mensualmente, así como en fechas importantes como el 14 de febrero, el Día del Niño y el Día de las Madres, entre otros.