Paulo Cuellar

 

 

Militares

 

 

Es sombrío y oscurantista, etiquetar a los militares jubilados o que ya no están activos en las fuerzas armadas de la Nación, de inútiles, mentecatos, incapaces de intervenir en la seguridad pública o en la policía de investigación, de acuerdo a los protocolos de seguridad. Un oficial de fuerza civil puede ser mucho más peligroso que un marino, debido a que el problema en sí, no es el tatuaje de su formación, sino la capacidad para ser hombre social y respetar las leyes y reglamentos civiles.

Si es cierto que los militares están formados para someter y matar; como el veterinario está instruido para curar mascotas, el dentista para prevenir caries, el mentor para educar, el psicólogo para contener depresiones, suicidios, etc. Cualquier ciudadano profesional, incluyendo a los uniformados de verde, que desarrolle conocimiento y experiencia en seguridad pública o en la procuración de justicia, es digno de ser tomado en cuenta para un puesto en las corporaciones policiacas.

Hay organismos internacionales que recomiendan a los gobiernos deshacerse de militares y marinos, pero que están activos y pretenden contribuir en la prevención del delito o en la policía de investigación. Pero es muy diferente a los elementos jubilados, pensionados o que decidieron darse de baja del ejército y la marina. Éstos tienen derecho a seguir trabajando, como cualquier otro jubilado.

Lo que distingue a un policía honesto, competente y leal, es su honestidad, respetuoso y laboriosidad. Y por supuesto, su trayectoria en seguridad. Y no el uniforme, ni su formación.

Un servidor fui de los que pensó que era un error traer militares a las corporaciones de seguridad, sin embargo, es de sabios cambiar de opinión.

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