Columna Mr. Holding
Los primeros nombramientos del gabinete de Jaime Rodríguez Calderón parece obedecer más a pagos por apoyos la campañas y, por ende, provisionales.
En campaña prometió que un Secretario de Educación que saliera de las mismas filas del magisterio, pero finalmente se inclinó por la doctora Esthela Gutiérrez Garza, cien por ciento universitaria.
También prometió que fusionaría las secretarias de Obras Públicas y la Desarrollo Urbano, pero nombró a ambos secretarios, en lo que parece ser un pago por apoyo en las campañas.
Roberto Russildi fue director de Javer, propiedad de Salomón Marcuschamer que a su vez es su suegro. Marcuschamer labró profunda amistad con Manuel González Flores, hoy Secretario General de Gobierno, cuando era delegado del Infonavit.
Se cree que el empresario fue de los primeros que decidió apoyar la campaña de El Bronco, que no contaba con ningún recurso.
Sin embargo, es posible que más adelante enviará una iniciativa de ley para fusionar ambas secretarias donde hay duplicidad de funciones. El Bronco fustigó en campaña a ambas secretarias donde se arman los más jugosos contubernios.
En Sedesol, la doctora Luz Natalia Berrún Castañón llega con la encomienda de borrar etiquetas partidistas a tan importantes cartera donde los medinistas se dieron vuelo con los presupuestos para apoyar al fallido delfín, Federico Vargas.
Luz Natalia fue impulsada por el doctor Jesús Áncer y es garantía de asepsia para que los apoyos sociales no se desvíen en calenturas políticas fallidas.
En Comunicación Social, El Bronco aceptó que reporteros de El Norte tengan puestos importantes en esta área bajo las órdenes de Diana Adame, quien trae la idea de ajustar cuentas con periodistas con los que casó lío en campaña.
Así, es seguro que El Norte empieza a ventilar el desorden administrativo en Comunicación Social que estuvo a cargo del egocéntrico Jorge Domene Zambrano que ya se ve como Secretario del Ayuntamiento en el periodo de Adrián de la Garza en Monterrey.
Se ventilarán los contratos multimillonarios con las televisoras, cómo operaban, facturaban y mantenían un tórrido romance entre la egolatría y el quinto poder.