Diputados
Orondos, nuestros nuevos diputados federales se placean en las redes sociales, a la vez que se publica la lista de jugosos beneficios económicos que recibirán durante tres años.
Presumen quienes son los más sexis, los más jóvenes, los más experimentados.
Pero ninguno de nuestros nuevos legisladores dimensiona el tamaño del gasto del Poder Legislativo donde hasta el mismo Presidente Enrique Peña Nieto reconoce que hay un exceso de 200 diputados.
Cuentan ya con ayudas económicas de hasta 58 mil pesos mensuales para que informen a sus representados sobre avances en la Cámara Baja.
Más el jugoso sueldo quincenal, apoyos para sus viajes vía aérea a sus estados de origen cada fin de semana.
No incluye el listado publicado lo que cuestan los asesores, los jefes de prensa, los choferes, las secretarias, los ayudantes.
Sólo miles de pesos en bonos de comida mensual, en los mejores restaurantes, claro: gastos de hotel, transporte y un largo etcétera.
En campaña, Peña Nieto prometió que redimensionaría el tamaño del Congreso de la Unión, pero quedó en eso, en promesas.
Se cree que si sólo quedaran 300 diputados y se ajustarán los sueldos de la alta burocracia y una gran lista de asesores, el país tendría ahorros por 250 mil millones de pesos anuales.
Pero no hay rubor a la hora del cobro de prebendas, como apoyos en gastos funerarios por hasta 75 mil pesos.
Y como si fueran trabajadores o empleados que se parten el lomo 8 horas de trabajo diarias, los diputados pueden ahorrar hasta un 12 por ciento de su salario y, al final de los tres años, cobrar un jugoso cheque.
La misma Cámara de Diputados abonará al cheque otra cantidad similar a la ahorrada, que al final resulta en millones de pesos por legislador que multiplicados por 500 resulta una escalofriante suma multimillonaria para un país con más de 53 millones de mexicanos en pobreza extrema, que comen una vez al día.
Y falta contabilizar los 17 mil millones de pesos del presupuesto del INE para este año y las jugosas partidas presupuestales que se otorgan a los partidos políticos y sus líderes, propietarios de esas franquicias políticas.
Simplemente es una injusticia que los mismos diputados pueden corregir, pero como hemos comentado en este espacio, sería como hacerse el harakiri político. •