Nuestra sociedad esta enferma de “rapidacion”, el nuevo fenómeno que nos enreda en un contexto de búsqueda del bienestar y la calidad de vida. Esta tendencia cultural y nociva consiste en dar a nuestros quehaceres cotidianos un ritmo desorbitado. Todo hay que hacerlo rápidamente porque hemos hecho realidad aquello de que “el tiempo es oro “. Es decir, el tiempo es solo para ganar y consumir ilimitadamente. Esta realidad nos ha llevado a perder perspectiva sobre la importancia de dedicarle tiempo a la convivencia familiar y comunitaria, a degustar los alimentos con tranquilidad y reposo, escuchando a nuestros seres queridos, sin la premura del tiempo, a disfrutar el hogar, la música, la lectura, la naturaleza que nos rodea, etc. Nos aprisiona el afán por un consumismo sin limites. Los nuevos santos, en el que nos arrodillamos son el trabajo, sexo, dinero y poder. Este fenómeno de la “rapidacion”, es una terapia que manipula perversamente las emociones de las personas para que piensen que la libertad de la que gozamos no tiene limites. Y la gran verdad es que la “rapidacion” nos aleja de la dignidad humana y de la vida. Eso de que el tiempo es oro es una falacia barbara del liberalismo. No caigamos en este infierno de que todo hay que hacerlo rápido porque destruye personas, familias, ecosistemas y la vida misma. Todo en la vida tiene un ciclo natural de donde se derivan los tiempos para cada persona y para cada circunstancia. Los tiempos de Dios son perfectos.
¿El tiempo es oro?
Por Pablo Cuellar