Por Paulo Cuellar
Cuando predominan anti valores sociales como la suciedad, es porque ya se perdió el cariño y el amor a una sociedad. Se desvaneció el orgullo, el sentimiento, la expresión púrpura por tener una ciudad modelo y perseverante que brindará una calidad de vida y bienestar para nuestras familias. Le faltamos el respeto a nuestro hábitat. Convertimos nuestro espacio público en un contenedor de basura. Las calles y avenidas son un muladar, manantial y fuente de contaminación y enfermedades. La inseguridad nos asusta, pero olvidamos que la suciedad también mata. Nos aclimatamos al mugrero, corrupción, injusticias, insensibilidad y ahora atascados, al tirar la basura como comer todos los días, sin planes, sin ideas, sin proyectos para recuperar el sentido del orden y la limpieza. El problema es que esta actitud es hereditaria a las nuevas generaciones. Hoy la fotografía es una sociedad depresiva, sin duda alguna.