Por Pablo Cuellar
La visita que realizó Jaime Rodriguez Calderón a la República Dominicana para participar en la VII cumbre mundial de comunicación política, tiene varias interpretaciones. 1) fiel a su evangelio, decide asistir a esta cumbre para darle pecho a su criatura electa independiente, consciente que la lactancia le producirá nutrientes y vitaminas a su proyecto gubernamental. 2) el bronco peregrino solo hizo escala en la entidad, su triunfo electoral es tan solo un objetivo más de su plan, pero en realidad su sueño está en aterrizar en los Pinos. Nuevo León tendrá por primera vez en la historia un gobernador independiente, pero al mismo tiempo un candidato presidencial. Jaime Rodriguez Calderón, independientemente si planeo su conferencia o no, fue el héroe de la cumbre, más de 800 personas aplaudieron su exposición, le echaron confeti, le hicieron valla como si fuera estrella de cine. El bronco sigue en campaña, sabe que le faltan tres años de viaje para llegar a su destino final: la Presidencia de la República. Aunque pudiéramos equivocarnos con estas dos interpretaciones políticas, me parece que sería estar frente al esplendor de la inocencia, suponer que Jaime andando de vacaciones, se tropezó con la cumbre mundial. Y fue gratuito la fama que obtuvo a nivel Latinoamérica. Un capítulo final, el bronco ya no es un personaje local, esta resultando ser un actor de Hollywood y los asesores del ex alcalde de Garcia lo saben perfectamente, quienes decidirán si le siguen dando cuerda al trompo o lo bajan de las nubes y lo obligan a concentrarse en gobernar el Estado.