Enmarcado por el árido Cañón de la Huasteca
norestense al poniente de Monterrey, Nuevo León, y bautizado como “Gate of Creation” por su creador,
el arquitecto japonés Tadao Ando, el Centro Roberto Garza Sada de Arte, Arquitectura y Diseño (CRGS)
se ha convertido en un referente de la arquitectura a un año de abrir sus puertas.
Con 13 mil 115 metros cuadrados de construcción total, y ubicado en el Campus de la Universidad de
Monterrey, el CRGS está destinado a mantener vigentes a quienes lo habitan: Jóvenes creadores que
permanentemente renuevan realidades, discuten direcciones y ofrecen soluciones de diseño.
Edificado en un lapso de 34 meses empleando a 2 mil 800 trabajadores de la construcción, el CRGS
desafió pronósticos sobre su viabilidad estructural, estética y funcional. El día de hoy, el Centro Roberto
Garza Sada es el primer edificio de Tadao Ando en América Latina, quien lo concibió buscando una
orientación y armonización de su estructura con el entorno.
Ésta gran obra de Tadao Ando mide 99 metros de largo por 27 metros de ancho y cuenta con seis
niveles de doble altura (5.40 m). Su construcción requirió más de 14 mil metros cúbicos de concreto de
CEMEX, y 800 toneladas de acero.
Cada detalle representó grandes retos para los involucrados. Su diseño y especificaciones del concreto –
fabricado exclusivamente para esta obra-, pusieron a prueba la experiencia de firmas tanto mexicanas
como extranjeras dedicadas a resolver desafíos en cualquier continente.
La participación de CEMEX en su edificación inició con el análisis del diseño y posteriormente con el
manejo de estructura, así como elaboración de las pruebas de concreto para cumplir con las
especificaciones de resistencia, color y textura requeridas por el artista.
De la mano con la Constructora Garza Ponce, responsable de la ejecución, CEMEX realizó pruebas de
molde (cimbra) y colado donde sus expertos técnicos revisaron que el color del concreto se mantuviera
uniforme en cada vaciado y, en todos los casos, el requerimiento se cumpliera.
El clima cálido y seco de la región obligó a CEMEX a sustituir agua por hielo en días muy calurosos y así
mantener la temperatura del concreto a 32 grados. Los agregados fueron obtenidos de una misma veta
para mantener la uniformidad en la coloración.
El acabado de concreto aparente y la ausencia de piezas precoladas han convertido al edificio en una
magna obra arquitectónica que aporta belleza al paisaje. La estructura va en armonía con el entorno
montañoso que circunda el área metropolitana de Monterrey.