Aquiles Córdova Morán
El 14 de diciembre de 2013, once campesinos de Yosoñama (4 varones, 4 mujeres y 3 niños pequeños) fueron masacrados e incinerados cuando la camioneta en que viajaban fue emboscada por un grupo fuertemente armado. Los antorchistas oaxaqueños denunciaron el horrendo crimen y demandaron al gobierno del estado la investigación profunda de los hechos y el castigo de los asesinos. Hasta hoy, todo sigue en la más absoluta impunidad. Cabe recordar ahora que este bestial asesinato en masa es sólo un eslabón más de la larga cadena de crímenes que un poderoso y temible grupo armado que controla el poder en Mixtepec, ha cometido contra la gente de Santo Domingo Yosoñama, por un prolongado litigio agrario entre ambas comunidades, crímenes entre los cuales destacan el secuestro de 39 campesinos por más de tres meses, el asesinato del líder antorchista Miguel Cruz José, la desaparición de un campesino (o de su cadáver), balaceras que han dejado varios lisiados de por vida, y robo del ganado de quienes se acercan a las tierras en litigio. También hay que recordar que, paralelamente, hay una campaña mediática permanente para culpar de éstos y otros crímenes a la gente de Yosoñama y a los líderes antorchistas del estado, con el fin de ganarse la simpatía de la opinión pública presentándose como víctimas, provocar el rechazo y la condena públicos contra sus “enemigos” y preparar el terreno para su eliminación física sin ningún riesgo y con el aplauso de la gente.
A raíz de la masacre de los 11 inocentes y de nuestras exigencias de justicia en el caso, se acercaron al líder del Antorchismo en Oaxaca, Ing. Gabriel Hernández García, supuestos “simpatizantes” o supuestos “disidentes” del gobierno de Gabino Cué, para pasarle información “segura” de que la verdadera intención del grupo de Mixtepec es acabar con “las cabezas del antorchismo” (??). Como lo entiende cualquiera con dos dedos de frente, en realidad se trata de una clara amenaza que se hace a través de canales seguros, que garanticen que el mensaje llegue a sus verdaderos destinatarios y que éstos la entiendan correctamente. El objetivo, muy claro también, es que los antorchistas retiren su apoyo a Yosoñama en el conflicto agrario y que renuncien a sus exigencias de justicia en el caso de Miguel Cruz José, de los 11 incinerados y de todas las víctimas de la locura asesina del grupo armado de Mixtepec. El antorchismo oaxaqueño respondió, después de pensarlo mucho, con una manifestación multitudinaria y un plantón, pacífico pero permanente, frente a las oficinas del gobernador, con tres demandas básicas: resolución definitiva y justa de litigio agrario entre Mixtepec y Yosoñama, justicia real y verdadera para todas las víctimas de este conflicto y atención al pliego de demandas del antorchismo en el resto del Estado, que ya lleva más de un año de retraso. Hasta hoy, la respuesta ha sido la indiferencia total. En este contexto ocurre el asesinato del líder opositor al grupo armado de Mixtepec, Antonio Victorino