Álvaro González Muñoz, presidente del FNCPL, manifestó que “los productores pecuarios del sistema leche, deseamos más que nadie, que la Reforma del Campo para transformar a México termine con la marginación de nuestra actividad, principalmente causado por una política de privilegios para unos cuantos que se han dedicado prácticamente a robar, sin importarles pasar por encima del interés público”.
La Reforma para el Campo no podrá cumplir con sus objetivos, si el Gobierno Federal no atiende a los productores del sector primario; si la PROFECO no defiende realmente a los consumidores y si la COFEPRIS no impide que sigan con su gran negocio los importadores de fórmulas lácteas para falsificar la leche, en poco tiempo no habrá ganaderos lecheros mexicanos.
El sector presenta un panorama dramático: la incosteabilidad ha llevado a la quiebra a más de 30 mil unidades de producción y afectado a más de tres millones de jefes de familia que dependen de esta actividad, como son las industrias de forrajes, medicamentos y fabricantes de equipos mecánicos.
Por eso, dijó que los representantes del Frente Nacional asistirán a los foros próximos a realizarse, porque es importante para los productores no integrados –el 98 por ciento a nivel nacional– ya que alrededor de 100 mil están a punto de desaparecer, lo que significaría vender o sacrificar más de un millón 500 mil vacas.
González Muñoz consideró, en entrevista, que la Reforma al Campo pondrá a prueba la voluntad de cambiar de fondo la política pecuaria o demostrará que todo “vuelve a ser más de la mismo”, como lo han experimentado durante décadas los productores lecheros.
Porque, explicó, nada más hay que enterarse de que los industriales compran la leche a los ganaderos del sector social a 5.80 pesos el litro, mismo que el consumidor paga a un promedio de 14 pesos, quedándose con la mayor parte de ganancias las grandes cadenas comerciales y la industria de lácteos. Esto mismo sucede con el queso, por ejemplo el llamado Oaxaca que, elaborarlo cuesta por kilo 68 pesos, pero se comercia al público en más de cien.
Por eso, dijo, es importante además, que la Reforma al Campo elimine la institucionalidad del fraude, derivado de importaciones que en su mayoría se utilizan para adulterar la producción nacional del lácteo, bajo el pretexto de que “son necesarias, porque no se produce lo que se demanda”.
Álvaro González denunció que quien financia realmente a toda la cadena láctea, es el consumidor: es el que paga muy caro por los alimentos, mientras que los intermediarios aumentan hasta 300 por ciento sus ganancias. En el ramo que representa, dijo, se producen 11 mil millones de litros al año, de manera que, si se les escamotean a los productores 1.50 por litro, significa que dejan de percibir 16 mil millones de pesos anuales.
Esto nos indica que, en la medida en que la industria y el gobierno paguen un precio justo por el alimento, estimado con la base de costos de producción, calidad y utilidades para productores, se podrán reducir los subsidios gubernamentales, hasta desaparecer incluso, enfatizó González Muñoz.
Para el dirigente, el gran reto del gobierno será decidir si deja a su suerte a los productores o les recorta privilegios a los que durante los últimos años se han aprovechado de todos los recursos con los que cuenta el país.